sábado, 19 de abril de 2014

MEDITACIÓN. (Inspirado en Lucas Burgueño-Psicologo)



Desde la infancia hemos buscado refugio, protección, intentando escapar del sufrimiento y en búsqueda de la felicidad tal y como hacen todos los seres. Y  así, a través del tiempo y de nuestra historia hemos encontrado seguridad en el regazo de nuestra madre o en los brazos de nuestro padre, en el estudio, en nuestra profesión, en el dinero, en la casa o en el coche, en el amor de nuestras parejas. A veces nos han cobijado, pero han sido refugios temporales, limitados por lo cambiantes que son, por eso a veces nos hemos sentido expulsados. Puede que planteado de esta manera nazca en nosotros la necesidad de un refugio verdadero y estable.

Cierra los ojos. Ahora visualiza delante de ti una imagen idéntica a ti mismo. De tal modo que quien ves ahí eres tú. Reconoce en ella todos los aspectos positivos con los que te identificas, puede ser tu capacidad de aprender o atender, el aspecto físico o alguna habilidad social, puede ser tu creatividad artística o la habilidad que empleas para resolver algunos conflictos, puede ser esa  cualidad que pones en marcha cuando llevas a cabo tu hobby favorito o estás con esa persona que te reconforta. Observa la sensación de bienestar y satisfacción emocional que se despierta en tu corazón cuando visualizas este parte positiva de ti, tu aspecto luz.

Ahora visualiza delante de ti una segunda imagen idéntica a ti, a tal punto que quien ves allí también eres tú. Pero ahora reconoce todos aquellos aspectos sombra, como por ejemplo los sufrimientos emocionales, los interrogantes que te acompañan a lo largo de tu vida, el enojo, el enfado,  el verte limitado, el miedo al  rechazo o la indiferencia, algo que hiciste o que no hiciste, o que cargas desde el pasado…la imagen que te devuelve el espejo y no te conforma.

Observa ahora la sensación de cerrazón en insatisfacción y negatividad emocional que se expande cuando visualizas esta parte negativa de ti, tu aspecto sombra.

Imagina ahora que tu aspecto luz,  ese idéntico a ti que has imaginado cargado de toda tu positividad, se acerca con un corazón abierto y luminoso a tu otro negativo y estrecha en un cálido y tierno abrazo a tu aspecto sombra que permite que este reconfortante abrazo le alivie hasta extinguir totalmente su pena. Experimenta como el amor  la comprensión natural y afectuosa que hay en tu corazón te inunda y permite que  puedas estar en paz.

Por eso, a veces, lejos del reconfortante abrazo de terceros, ausente el cariño y la compasión de otros, el refugio más seguro, la palabra amable, firme pero atenta, la encontramos en nosotros mismos.

Por eso, es tan indispensable amarnos, querernos y sujetarnos ante los vaivenes de la vida. ¡Que nuestro propio aliento sea capaz de alimentarnos y otorgar a nuestro afligido corazón tanto ánimo como podamos permitirnos!
(Esta pieza meditativa está inspirada y transcrita en gran parte del Curso de Mindfulness impatido por Lucas Burgueño- Psicólogo)